Capítulo 124: El Niño No Se Salvó
La repentina aparición de dos personas dejó a todos atónitos. Aitana, en particular, mostró un destello de pánico en sus ojos al ver a don Mendoza. ¿Qué hacia él alll? Valentina había venido con el señor Valenzuela, ¿no? Pero en ese momento, Altana solo podía agachar la cabeza, intentando no ser vista por don Mendoza.
Valentina, al ver a su esposo, también se sorprendió. Él estaba allí. Probablemente había venido con la señorita Lucia Valenzuela. Su nuevo patrocinador estaba justo detrás; Valentina de repente sintió que el ambiente se había vuelto muy extraño. Pero con la situación actual, no tenía tiempo para pensar más. Aitana, apretando los dientes, le indicó a Luna:
-Llama a la policia, avisale al señor Rodriguez…
Luna, tras un breve momento de desconcierto, asintió:
-Está bien.
Luna y Carmen llamaron a la policia. Cuando llegó la ambulancia, también lo hizo un coche de policia. La ambulancia se llevó a Aitana, y la policía, para investigar, se llevó a Valentina a la comisaría. Una hora después, el médico anunció que Aitana habia sufrido un aborto espontáneo.
En el hospital, Aitana lloraba desconsoladamente. Cuando Noah llegó y vio su estado, su corazón
se llenó de dolor.
-Luna dijo que fue Valentina quien te empujó, ¿qué pasó realmente?
Noah, con los puños apretados y una mirada asesina, parecía estar al borde del colapso.
Aitana, llorando en los brazos de Noah, parecía a punto de desmayarse:
-Amor, lo siento, el niño no se salvó… pero no culpes a mi hermaną, ella seguro no lo hizo a propósito, todo es culpa mía…
-No es tu culpa, la culpa es de Valentina.
Noah dijo entre dientes. Su dolor por Aitana se convertía en un odio profundo hacia Valentina. ¡
Valentina incluso había matado al hijo de él y de Aitana! No dejaria que Valentina se saliera con
la suya.
-Quédate aquí, yo me encargaré de que Valentina pague -dijo Noah mientras dejaba a Aitana
en la cama.
Al salir, Aitana agarró su mano.
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-Noah…
Aitana, entre sollozos, estaba preocupada por la presencia de don Mendoza cerca de Valentina, temiendo que Noah pudiera revelar la verdadera identidad de don Mendoza. Aunque deseaba vengarse, también temía las consecuencias.
-No te enfrentes a don Mendoza por esto, no quiero que enfades a don Mendoza y afectes a la familia Rodríguez -advirtió Aitana.
Noah frunció el ceño, pero asintió y salió de la habitación. En su corazón, Noah deseaba que don Mendoza viera la verdadera cara de Valentina para que perdiera interés en ella. ¡Queria cortar cualquier oportunidad de Valentina con don Mendoza!
Una vez que Noah se fue, Aitana envió un mensaje a Luna:
-¿Todavía está el esposo de Valentina?
Luna, como testigo que también había acusado a Valentina, había sido llevada a la comisaria junto con Carmen. Al recibir el mensaje de Aitana, Luna levantó la vista y vio al esposo de Valentina hablando con un oficial de policía y el señor Valenzuela.
-Está aquí, ¿qué pasa? ¿Cómo estás tú? -respondió Luna.
Al recibir la respuesta, Aitana frunció el ceño, preocupada por la presencia de don Mendoza. Solo podía esperar que Noah no se encontrara con don Mendoza al llegar. Luego advirtió a Luna:
-No pienses que no sé que tú me tiraste. Ahora que mi hijo se ha ido, o culpas a Valentina o te
haré pagar.
Luna, al leer el mensaje, palideció. Había acusado a Valentina en la comisaría, pero ahora, la verdad revelada por Aitana la hizo sentir inquieta.
-No te preocupes, Aiti, me aseguraré de que Valentina pague por haberte empujado y causado el
aborto.
Respondió, borrando inmediatamente el historial de mensajes. Respirando hondo, Luna se preparó para acusar firmemente a Valentina, pero entonces vio a una figura familiar: la mujer que estaba en el baño. ¿Había venido a decir la verdad y defender a Valentina?
Esta sospecha surgió en la mente de Luna, y sin dudar, salió de la comisaría y se acercó sigilosamente a Lucía.
-Ven conmigo, tengo una propuesta lucrativa para ti -dijo Luna directamente.
Su plan era claro: pagar para silenciar a esta mujer. Sin cámaras de seguridad y con esta mujer de su lado, Valentina no tendría escapatoria.
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Lucia la miró sorprendida y luego respondió con curiosidad:
-¿De qué se trata esa propuesta?
Luna le hizo señas para que la siguiera a un lugar apartado. Una vez allí, Luna fue directa:
-Viste lo que pasó en el baño. ¿verdad? Te pagaré para que actúes como si no hubieras visto
nada.
