Capítulo 298: ¿Estás Herida?
El director había apenas llamado «don Mendoza» cuando la mirada de Santiago lo hizo estremecerse.
Dándose cuenta de algo, el director tragó saliva, nervioso, y con un gesto de invitación, sugirió hablar
en privado. Santiago echó otro vistazo a la habitación antes de seguir al director a su oficina. Tan
pronto como la puerta se cerró, la autoridad de Santiago se manifestó de inmediato, y se sentó frente al
director.
-¿Qué sucede?
El director estaba impresionado. Si no fuera porque ya estaba algo acostumbrado, pensaría que estaba
alucinando debido al estrés laboral. Frente a Doña Mendoza, Santiago mantenía un aire reservado que,
junto con su atractivo rostro, impresionaba a primera vista. Pero fuera de su presencia, su imponente
aura era abrumadora.
༠ ར
-Don Mendoza, después de realizar un examen completo a Doña Mendoza, incluyendo consultas con
especialistas en neurología, hemos notado algunos cambios en las imágenes cerebrales en
comparación con estudios anteriores.
Santiago detuvo el tamborileo de sus dedos sobre el escritorio, y el sonido cesó abruptamente. El
director pausó, observando cautelosamente la expresión de Santiago.
-¿Podría ser que ella esté recuperando la memoria? -Santiago preguntó con voz baja.
-Es muy probable, felicidades, Don Mendoza…
El director intentó continuar con palabras de cortesía, pero Santiago se levantó de repente y salió de la oficina a grandes pasos. El director pensó que Santiago estaba emocionado por la noticia, pero al girarse, vio su figura pensativa y preocupada.
El director estaba confundido. ¿No debería Santiago estar feliz? Sin embargo, su reacción sugería lo contrario. Incapaz de descifrar los pensamientos de Santiago, el director no se atrevió a especular.
Cuando Aitana llegó al hospital y vio a Valentina en la habitación, se quedó pasmada. Quizás fuera por las humillaciones y torturas sufridas en los días anteriores, sumado a la frustración de no poder encontrar a quien la amenazaba, lo que hizo que Aitana frunciera el ceño y avanzara a grandes pasos hacia el interior de la habitación para apartar a Valentina de un tirón.
¿Qué haces aquí?
Aitana la miró fijamente, temblando de rabia, La noche anterior, Lucia solo había mencionado que Don Raúl estaba en coma, sin decir que Valentina ya habla despertado.
Y ahí estaba ella, cuidando de Don Raúl frente a su ventana, ¿intentando aprovechar la oportunidad para ganar favor? ¡Qué ilusión!
Tú empujaste al abuelo, lo dejaste en este estado, ¿cómo tienes el descaro de estar a su lado?
Aitana acusó con indignación, como si Valentina fuera realmente la culpable de la caída de Don Raúl,
Intentaba, como antes, manchar la reputación de Valentina. Aunque no fuera ella, mientras el video no se hiciera público, sus palabras aún podrían manipular la opinión pública.
Ella sostuvo la mirada de Valentina. Pero en solo unos segundos, un atisbo de culpa surgió en su
corazón bajo esa mirada.
Como intentando ocultar algo, Aitana levantó la mano para golpear a Valentina, pero antes de que pudiera tocarla, una mano grande agarró su muñeca con tanta fuerza que casi la aplasta.
-Ay
Aitana gritó de dolor, mirando al que la había detenido. Pensó que sería Don Mendoza, pero él estaba en la puerta de la habitación, frunciendo el ceño con toda su atención en Valentina. El que la sujetaba
firmemente era Thiago.
–No seas irrespetuosa con la señorita Valenzuela, -dijo la voz de Valentina.
Incluso Aitana se sorprendió al oir cómo la llamaba «señorita Valenzuela». ¿Estaba reconociendo su verdadera identidad como la legitima heredera de la familia Valenzuela? Pero, aun así, ¿por qué su mirada hacia ella seguía siendo la misma, sin un ápice de adulación?
–Oh.
Thiago también se sorprendió por el tono con el que Valentina le había hablado. Pero no pensó demasiado en ello. Sosteniendo la mano de la mujer frente a él, su desdén era evidente. Frunció los labios y, al soltar la muñeca de Aitana, no controló su fuerza y la empujó ligeramente.
Aitana perdió el equilibrio y cayó sentada en el suelo, un espectáculo lamentable para la verdadera heredera de la familia Valenzuela. Valentina, con una sonrisa fría, notó un moratón en la muñeca expuesta de Aitana y frunció el ceño.
-¿Estás herida?
+15 BONUS
Aitana, todavía en el suelo, se llenó de resentimiento pero, bajo la mirada de Valentina, ocultó su mano con culpa. Sin embargo, su acción solo atrajo más la atención de Valentina sobre ella. Pero en ese momento, Valentina tenía otras preocupaciones y no quería indagar más en las acciones sospechosas
de Aitana.
Parecía que Aitana también temía que Valentina profundizara en su investigación, optando por
comportarse de manera más tranquila con el paso del tiempo.
Don Raúl había estado inconsciente por un largo tiempo.
La inquietud de Aitana no hacía más que crecer, observando a Don Raúl en la cama, sintiendo cómo la maldad se abría paso en su corazón. Después de todo, con el testamento en juego, la muerte de Don Raúl sería más beneficiosa para ella que si él continuara viviendo en ese estado.
Después de mucho planear, Aitana buscaba la oportunidad perfecta para actuar.
Sin embargo, Valentina se había convertido en su mayor obstáculo, permaneciendo día y noche en el hospital. La oportunidad llegó cuando a Valentina se le programó un chequeo médico completo, dejando finalmente la habitación. Aitana vio su chance.
Pero lo que Aitana no sabía era que al intentar aprovechar esta oportunidad, ya estaba a medio paso de
caer en una trampa.