Capítulo 310: Amenaza
«Es realmente encantadora…»
Cuando Antonio dijo esas palabras, la mirada que le lanzó hizo que el rostro de Altana se calentara
súbitamente, sus pestañas temblaron ligeramente, señal de que esas palabras hablan calado hondo,
provocando un remolino de emociones en su interior.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Aitana.
Antonio también sonrió.
Ignorando la reacción atónita de Cecilia al otro lado del teléfono, colgó sin más.
Dentro del coche, el silencio era absoluto.
Como si la temperatura hubiera subido sin que se dieran cuenta.
Antonio sabía perfectamente cómo tratar a las mujeres, especialmente a alguien como Aitana. Se
limitaba a mirarla con intensidad, como si estuviera hechizado por ella, soltando de vez en cuando un
elogio:
-Prima Aitana, eres realmente hermosa.
Aitana se sentía tan halagada que casi no podía contener su orgullo, aunque mantenía una apariencia
de calma y compostura.
Como si no entendiera la «obsesión» que Antonio mostraba, después de todo, solo era su prima.
Este hijo de papá…
Sin importar sus verdaderas intenciones al venir a Coralia o qué planes tuviera con Lucía, Aitana había
decidido que tenía que sacarle provecho a este hombre.
Si lo manejaba correctamente, algunas cosas, ¡seguro que las haría mejor que Noah!
En cuanto a cómo manejar a este hombre…
El coche se detuvo fuera de la Villa Valenzuela.
Antonio salió del coche para abrirle la puerta a Aitana personalmente.
Cuando Aitana bajaba, Antonio levantó la mano para proteger su cabeza, ella le sonrió en
agradecimiento, pero al pisar el suelo, no lo hizo firmemente.
¡Ah!
Un grito de sorpresa, su belleza se desvaneció por un momento,
Pero no tuvo la oportunidad de caer al suelo, en cambio, cayó directamente en los brazos de Antonio,
Mientras su rostro se apoyaba en su pecho, parecia querer escapar de su abrazo en un principio, pero cuanto más intentaba estabilizarse, menos lo lograba. Tras varios tambateos, todo su cuerpo, incluso su pecho, estaba pegado a él…
-No te muevas.
La voz de Antonio llevaba un tono inusual, sus grandes manos sujetaban su cintura,
-Lo siento…
Aitana se apresuró a disculparse, su rostro se tornó rojo carmesi,
Al sentir que las manos de Antonio empezaban a moverse con intenciones evidentes, Aitana supo que había conseguido seducirlo fácilmente con su pequeño truco.
Pero no podía permitir que Antonio pensara que era una mujer fácil,
Al notar sus manos inquietas moviéndose por su cintura, su rostro se tornó aún más ansioso, sin saber qué hacer, agarró sus manos en un intento de detenerlo.
-¡Primo Antonio!
Antonio pensó que su prima Aitana realmente tenía el valor de seducirlo justo en la entrada de la Villa Valenzuela, sin temer a las consecuencias de sus actos impulsivos.
Resulta que solo quería mantenerlo en vilo.
Vaya, esa astucia…
Antonio miraba a Aitana con una fascinación aún mayor, cuidadosamente la ayudó a estabilizarse antes de, sorprendentemente, arrodillarse frente a ella. Aitana apenas estaba procesando su acción
cuando Antonio tomó su tobillo. Un escalofrío eléctrico recorrió el cuerpo de Aitana al sentir los dedos
del hombre presionar y masajear suavemente su tobillo.
-¿Te duele? Torcerse el pie no es ninguna tontería.
Dijo con una voz que destilaba consideración y ternura, como si el tobillo de Aitana fuera un tesoro
preciado. Aitana quedó momentáneamente atónita.
Noah también había sido tierno y considerado con ella, pero el hombre frente a ella emanaba una autoridad que Noah simplemente no poseía. El nieto de la familia Valenzuela, criado desde niño en Guadalajara, definitivamente estaba hecho de otra pasta. La atmósfera entre ellos se cargaba de una tensión ambigua, a distancia parecían una pareja profundamente enamorada, El calor de sus dedos en su tobillo hacía que Aitana deseara que no se detuviera, anhelando esa sensación, Pero de repente, al timbre de su teléfono rompió el encanto,
Aitana frunció el ceño levemente mientras sacaba el teléfono, dispuesta a colgar, pero se detuvo al ver el número desconocido en la pantalla, sintiendo como si su sangre se helara.
-¿Qué pasa, no vas a contestar?
Antonio notó su reacción y se detuvo, poniéndose de pie. Aitana, intentando ocultar el número de la vista de otros, forzó una sonrisa y dijo.
-Debe ser un vendedor, es un número desconocido.
¿En serio?
Antonio no parecía convencido. Justo después de que Aitana colgara, el teléfono sono de nuevo, el mismo número. Un destello de pánico cruzó sus ojos, como temiendo la reacción del interlocutor si colgaba de nuevo. Mirando a Antonio, intentó explicar, pero justo cuando sus miradas se encontraron, él
le dijo suavemente.
-Contesta.
Antonio se alejó con elegancia, dándole privacidad para hablar. Aún así, Aitana retrocedió unos pasos, temblando al contestar la llamada. La fría burla del hombre al otro lado de la línea la golpeó de
inmediato.
-¿Otra vez seduciendo a alguien?
Sus palabras estaban llenas de una seguridad inquietante. Aitana apenas podía entender to que
significaban antes de que continuara.
-¿Olvidaste a quién perteneces cuando te caiste en sus brazos, cuando él te sostuvo? ¡Eres mía!
El deseo de posesión en su voz la repugnaba profundamente.
Sin embargo, en ese momento, no tenia tiempo para refutar; su mente corría, analizando el significado detrás de sus palabras. ¿La habia visto? ¿Significaba eso que estaba cerca? Consciente de que Antonio aún estaba presente, Aitana no se atrevia a buscar demasiado obviamente, solo podía hablar en voz
+15 BONUS
baja.
Donde estás?
Su pánico deleitaba a la persona al otro lado de la linea.
Quieres que aparezca? Si lo hago, temo que no seré el único en llegar–él insinuaba traer un video que podria arruinarla completamente.
La amenaza era efectiva. Sin dejarlo terminar, Aitana, con la voz temblorosa, suplicó.
No, por favor no vengas.
La frustración y el miedo inundaban su corazón. Deseaba enfrentar a esta persona, pero temía su
aparición.
-¿Pero qué hago si te extraño?
La voz del hombre, susurrante y llena de emoción, provocó que en la mente de Aitana surgieran Imágenes intensas e inesperadas. Antes de que pudiera siquiera sentir miedo, él le dio una dirección. El mensaje era claro: quería verla. Antes de colgar, lanzó una amenaza:
-Si lo vuelvo a ver cerca de ti, o si siquiera lo miras de nuevo, ten cuidado…
-No lo haré. -Aitana lo interrumpió.
El miedo seguía anidado en su corazón incluso después de colgar.
-¿Qué pasa, prima?
Antonio se acercó con la elegancia que lo caracterizaba, movido por la curiosidad. Quería saber quién estaba al otro lado de la línea y qué le había dicho para asustar tanto a la heredera de los Valenzuela
hasta el punto de parecer a punto de desmayarse.
Intentó sostenerla, pero antes de que pudiera tocarla, Aitana retrocedió varios pasos con un grito, como
si él fuera un peligro inminente.
Antonio frunció el ceño ante su reacción.
Dándose cuenta de su comportamiento exagerado, Aitana se disculpó de manera torpe. Recordando la amenaza del hombre, no tuvo tiempo de explicar y encontró una excusa para marcharse rápidamente. dejando atrás a Antonio con una sonrisa que lo decía todo; sabía que algo más estaba pasando. Ella dijo que una amiga necesitaba su ayuda de inmediato, pero él apostaría su última bolsa de botanas
picantes que era un hombre el que la hacía correr.
415 BONUS
En cuanto a lo que iba a hacer…
-Je…
Antonio se permitió una risa, entreteniéndose con las posibilidades, apostando otra bolsa de botanas
picantes en sus conjeturas.