Capítulo 54: Solo una víctima de las circunstancias
LIAM BLAKE
-¡Gracias! contestó Lily con euforia antes de colgarse a mi cuello. Su calor me rompió. Había algo en ella que no sabía cómo describir, pero que me derrumbaba y me consumía. Me generaba tristeza y al mismo tiempo esperanza, y su olor… había algo en su olor que me era tan familiar y me desesperaba no poder identificarlo.
-¡Lily! ¡¿Dónde carajos estás?! -exclamó furiosa la sirvienta, haciendo que la niña dejara de abrazarme y se preocupara.
-¡Me tengo que ir! -exclamó cubriendo su boquita con ambas manos.
-Ve…
contesté motivándola a salir de detrás de la jardinera. Con una última sonrisa, me
dejó ahí, escondido como si fuera un infante.
-¿Señor? -preguntó Clark al encontrarme en esa situación tan extraña-. ¿De quién se esconde?
Me levanté de inmediato y sacudí mi ropa, queriendo recuperar la compostura. —¿Ves a esa niña? —pregunté, haciendo que Clark posara su atención en la pequeña Lily—. Necesito saberlo todo sobre ella. No quiero que dejes pasar ningún detalle.
-Ah… Entendido, señor -contestó Clark confundido, solo yo percibía que había algo más detrás de esos caireles rojos y mejillas sonrojadas. Tal vez era una manera en la que podía encontrar consuelo al no tener a mis hijos conmigo, pero debía de averiguarlo.
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IDRIS LYNCH
Habíamos llegado a un «<acuerdo»>, si así se le podía llamar. Annie se había comprometido a ser mi asistente y no decir nada sobre mí, con una única motivación: una mejor paga de la que había ofrecido para el puesto. No tenía problemas en cumplir, aun así, tenía mis dudas.
Esa tarde, saliendo de la oficina, la seguí tomando mis precauciones. Noté que no tenía un auto y se movía en transporte público. El trayecto era largo y al final, llegó a una casa modesta, el tipo de lugar que parecería indigno de alguien de su «<estatus». Me asomé por la ventana maltrecha y la vi dejar su bolso en el sofá y quitarse los tacones.
-¡Mami! -exclamó la vocecita de un niño, el cual salió corriendo para recibirla con todo el amor. ¡Por fin llegaste! ¡Te extrañé tanto!
-¡Yo también te extrañé, corazón! –contestó Annie con la misma emoción, y tomó al niño entre sus brazos para estrecharlo. Por un momento me vi reflejada en ella, pude saber cuánto amor sentía por su hijo, porque era el mismo que yo sentía por los míos.
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-Gracias por
cuidarlo le dijo a una jovencita, de seguro la niñera.
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-No se preocupe señora Taylor–contestó la chica apenada, mordiéndose los labios-. Quería preguntarle si… ¿me va a pagar la semana pasada? Es que… se le olvidó y…
La cara de Annie era una mueca de cansancio y pena. -¡Perdón! Se me fue… yo… -comenzó a rebuscar en su bolsa con ansiedad y mi corazón se estrujó.
-¡No se preocupe! Si aún no le pagan, puedo esperar. Además, Zack es un niño muy bueno y para nada travieso, es un gusto cuidarlo.
-Perdóname… en verdad te prometo que pronto me pagarán y te daré el dinero que te debo dijo Annie verdaderamente apenada.
No hay cuidado… —contestó la niñera con media sonrisa. ¡Nos vemos mañana, Zack!
–
No pude huir, en cuanto abrieron la puerta me descubrieron en la ventana. -¿Idris? – preguntó Annie claramente molesta-. ¡¿Es en serio?!
―
-Annie, espera… -Tuve que detener la puerta con ambas manos para que no la cerrara en mi nariz-. Por favor, ¿podríamos hablar?
-¡No! ¡Largo de mi casa! ¡Aquí no eres mi jefa! -gritó tomando a su hijo en brazos, que parecía asustado por su comportamiento, y lo llevó a la habitación contigua.
-Solo quiero hablar…
-¡No tenemos nada de qué hablar! Yo trabajo y tú me pagas, eso es todo contestó al salir de la habitación, había escondido a su hijo de mis ojos.
¿Qué fue lo que pasó? -Tal vez la pregunta fue ambigua, pero supe por su mirada entendía a lo que me refería.
que
-Pasó lo que tenía que pasar… -respondió agachando la cabeza-. Es obvio que ese niño no es de Liam. Hizo una prueba de ADN y lo descubrió, me echó de su casa, de su vida y de todo. Para colmo, lo poco que tenía mi familia quedó en sus manos. Había aceptado que fuera el socio mayoritario de la cadena hotelera, después del divorcio nos quedamos sin nada.
-¿Qué hay de tus padres?
Su sonrisa sarcástica me respondió antes de que ella abriera la boca. -Mi padre me pidió que dejara al niño en algún orfanato. Dijo que no me ayudaría con un hijo bastardo. Lo avergoncé, avergoncé a la familia y me dio la espalda.
-Pudiste dejar a ese niño en…
-¿Estás loca?! -exclamó horrorizada-. Tal vez salió de mi vientre, pero creció dentro de mi
corazón.
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Sus ojos se volvieron brillosos y turbios por las lágrimas que se acumulaban en sus párpados.
-¿Qué hay del padre?
Torció los ojos antes de limpiarse el rostro con el dorso de las manos. No quiero hablar de
eso…
-Bueno, es obvio que decidió no hacerse cargo–contesté con un suspiro.
-El padre ni siquiera sabe que el niño existe…
-¿Cómo?
-Tal vez es lo mejor. Supongo que, en eso, compartimos la misma idea… ¿no? -Sonrió de medio lado. Por algo huiste de Liam.
-Pero…
-¿Tanto quieres saber quién es el padre? ¡Bien! ¡Es Ethan! -exclamó asqueada, con los dientes apretados, tomándome por sorpresa-. Después de que lo despreciaste en aquella cita donde Liam lo golpeó hasta cansarse, nos encontramos en un club. Dijo que era una buena idea que les diéramos celos estando juntos, que así se darían cuenta de lo que estaban perdiendo, pero yo no quise. Aun así, bebimos y bebimos y…
Se frotó la cara y se sentó ante el pequeño comedor mientras lloraba, cubriendo su boca y ahogando sus sollozos, no tenía intención de que el pequeño Zack se diera cuenta. Nunca creí verla así, la conocí como una fiera dispuesta a pelear por Liam, y ahora parecía tan miserable y
débil.
-Había ido al doctor, me había dicho que no estaba embarazada de Liam, pero no estaba dentro de mis planes embarazarme de otro, sin embargo, seguimos bebiendo y… yo no creí que Ethan sería un hombre de esos. Me llevó a un cuarto de hotel y… pese a que quise defenderme, no pude… -Su llanto hacía que las palabras salieran atropelladas-. Me hizo lo que quiso hasta que se cansó y me dejó a la mañana siguiente, como si fuera una prostituta.
que dar >>Cuando le conté a mi padre, no le importó, solo me advirtió de que Liam no se tenía cuenta de que el niño no era suyo, insinuó que teníamos que aprovechar la oportunidad. El problema no fue tener un hijo de otro hombre, sino que no logré convencer a Liam de que era suyo y quedarme a su lado, eso fue lo que en verdad decepcionó a mi padre y el motivo real de que me diera la espalda.
Quise poner mi mano en su hombro en un intento por consolarla, pero su cuerpo tembló.
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