Capítulo 208
Diez minutos después, Carlos volvió para informar.
Señor Ramos, la señorita López está en un avión a Ciudad Verde.
Leonardo frunció el ceño y dijo: -¿Por qué va a la Ciudad Verde?
-No estoy seguro.
-Lo sé, sal tú.
—
Natalie acababa de bajar del avión cuando recibió una llamada de Lucía.
-Natalie, ¿te olvidaste de acompañarme a cenar con Emiliano?
Lucía estaba ayer en un evento, y cuando terminó era demasiado tarde, así que buscó un hotel y se quedó allí.
Cuando volvió al chalet y vio la nota que Natalie había dejado, Lucía se enteró de que se había ido de viaje de negocios.
Natalie se quedó helada por un momento, luego recordó que Lucía si había hablado de ello
antes.
-Lucía, lo siento, he estado tan ocupada los últimos días que se me olvidó. Ahora que ya estoy en Ciudad Verde por negocios, cuando vuelva te invito a cenar para compensarte, ¿vale?
-Está bien, pensaba invitarlo a cenar esta noche, como estás en viaje de negocios, le invitaré cuando regreses. Cuídate bien, llámame cuando quieras si pasa algo.
-De acuerdo.
Después de colgar el teléfono, Natalie salió con Ruyman y Ana del aeropuerto.
Fuera del aeropuerto, un hombre de cincuenta años sostenía un cartel con el nombre de
Natalie.
Llevaba una chaqueta gris que se ponía blanca de tanto lavarla, y un par de zapatos de lona verde militar desgastados pero limpios.
Natalie vio el cartel con su nombre y se dirigió- rápidamente hacia él.
-Hola, ¿es usted el señor Jerez?
Rolando Jerez asintió enérgicamente y bajó el cartel que sostenía.
-Es usted señorita López, ¿verdad?
-Si, hola Señor Jerez.
-Hola, el coche para recogerla está aparcado justo delante de la puerta, vámonos.
Mientras hablaba, cogió el equipaje de Natalie: -Yo la ayudo.
-No, puedo hacerlo yo.
La furgoneta que vino a recogerlos era muy vieja que parecía desgastada, como si fuera rota en cualquier momento.
Ruyman y Ana se miraron, ambos vieron sorpresa en los ojos del otro.
(Estamos aquí para ver la fábrica de telas, ¿no? ¿Tan pobre es el dueño de esta fábrica de telas?>
Natalie parecía tranquila y, tras dejar su equipaje, se subió al coche y charló con Rolando.
En el camino, Natalie comprendió claramente la situación de Pueblo Mile.
Cuando el coche se detuvo a la entrada del pueblo, Rolando miró a Natalie con cierta vergüenza
y le dijo: Señorita López, lo siento, no podemos llegar al pueblo en coche, tenemos que
–
caminar un poco.
Natalie asintió,
De acuerdo.
Bajó las maletas y miró a Ana, -¿Puedes caminar?
Ana llevaba un par de tacones hoy, podría no ser demasiado fácil andar por el camino del pueblo.
He traído zapatos planos.
Sacó los zapatos planos de la maleta y se los puso, arrastrando la maleta detrás de Natalie.
Rolando quiso ayudar a Natalie con la maleta, pero ella se negó, -Señor Jerez, ayude a Ana con la maleta, yo puedo hacerlo sola.
Al ver que Natalie estaba relajada y no parecía incómoda, Rolando asintió y dijo: -Ok.
Al ver que Natalie estaba relajada y no parecía incómoda, Rolando asintió y dijo: -Ok
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