Capítulo 272
Natalie sintió que Fausto la miraba de una forma un tanto extraña, pero no había pensado
ocultarlo al venir a esta fiesta.
-Bueno, ¿qué pasa?
Los ojos de Fausto estaban llenos de emociones indescriptibles, -Lo siento, antes no sabía que eres presidenta de MY, de lo contrario no le habría pedido a mi secretaria que aplazara la reunión contigo.
Natalie se quedó helada un momento, pero creía que había algo extraño en sus palabras.
-Señor Ruiz, no tienes por qué disculparte, este tipo de cosas son normales.
Fausto le dijo con la voz extraviada: -Si tenemos proyectos, le daré prioridad a MY.
Natalie se sorprendió un poco, pero luego pensó que lo hacía por Leonardo y sonrió: -¡Gracias Señor Ruiz!
-Lo digo en serio.
Al ver la seriedad en sus ojos, Natalie estaba un poco sorprendida, y estaba a punto de hablar, una voz helada sonó detrás de ella.
¿De qué están hablando?
Natalie
puso los ojos en blanco y dijo fríamente: -Nada que ver contigo.
El rostro de Leonardo se ensombreció mientras se acercaba a ella y se sentaba a su lado, Sustituye el cóctel que tiene por leche.
-No bebas mucho. Te hace daño a la salud.
–
Natalie quiso rebatirle, pero no quería discutir con él delante de Fausto, así que bajó la cabeza y no dijo nada.
-Fausto, ocupate de tus asuntos. No hace falta que te quedes aquí con nosotros.
Los ojos de Fausto se oscurecieron, miró a Leonardo y dijo: -Bueno, tengo que hablar de unos socios, voy para allá.
Cuando Fausto se marchó, Leonardo miró a Natalie: -A partir de ahora, mantén las distancias con él.
Natalie le lanzó una mirada gélida, -No te preocupes, aunque quiero hombres, no elegiré a nadie que tiene que ver contigo.
Leonardo frunció el ceño pero no dijo nada más.
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Natalie comía tranquilamente su tarta, y cuando terminó, se levantó e intentó marcharse, pero Leonardo tiró de su muñeca.
-Quiero hablar contigo de las cosas entre nosotros.
Natalie lo miró incrédula con sorpresa en los ojos y dijo: -¿Aquí? ¿Ahora?
-¿No puedo?
Inconveniente.
Acababa de encogerse de hombros, y Tina se acercó a ella, tratando directamente a Leonardo como si fuera invisible.
-Natalie, vamos a reunirnos con unos clientes por allí.
-Bien.
Hasta que desaparecieron de la vista de Leonardo, Tina dijo enfadada: —¿Qué quiere Leonardo? Trajo a Matilda a la fiesta pero seguía molestándote en la fiesta, ¿piensa ocupar blanco y negro?
Natalie se quedó callada un rato y mirando a Tina le dijo: -Escúchame, intenta no usar modismos cuando hablas a partir de ahora.
-¿Por qué?
-Tengo miedo de que la gente se burle de ti.
Tina la miró sin comprender: -¿Es eso importante? No sabes que se ha traído a Matilda a todas las fiestas de este mes, no ha refutado cuando la gente decía que Matilda es su novia, y ahora te está dando la lata. ¡Basura!
Natalie asintió profundamente, -Tienes razón.
Tina frunció el ceño, -En serio, ¡no quiero que vuelvas a cometer el mismo error!
Natalie bajó los ojos, la mano a su lado se tensó inconscientemente.
-No te preocupes, no lo haré.
-Es bueno que no lo hagas, es que no quiero que te vuelva a hacer daño.
Natalie sonrió, -Lo sé.
Leonardo acudió a Natalie después de que la fiesta terminara.
Natalie bebía bastante esta noche, y Tina le consiguió un chófer enseguida, le pidió que una llamada a ella cuando llegara a casa, y luego se fue.
En el camino de vuelta, Natalie miraba por la ventanilla sin expresión, y nadie sabía lo que
hizo
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