Capítulo 13: En la trampa de una novia celosa
IDRIS DOYLE
Jamás crei que cuidar de un hombre como Thomas sería tan divertido. Lo había acompañado al parque para alimentar a las palomas y cuando se acabaron las migajas de pan, quiso que lo llevara por un helado. Me daba tristeza que, teniendo tanto dinero y una familia grande, nadie quisiera estar con él.
-Necesito que te compres un vestido nuevo, el más bonito que encuentres -dijo una vez que se acabó su helado-. Habrá una reunión el fin de semana y quiero que te veas espectacular.
-¿Qué?
-Eres mi asistente y me tienes que acompañar. Vendrá el hijo de un amigo de visita. Estuvo viviendo en el extranjero y ya pedí que se organice una gran fiesta para recibirlo. Debes de verte preciosa. Depositaré el dinero suficiente en tu cuenta, no escatimes, ¿entendido?
-Pero… tengo vestidos….
-Idris, por favor… Hazme caso y no repeles–contestó como lo haría un abuelo reprendiendo a su nieta.
Aproveché la tarde libre y de camino al hospital para ver a Oliver, pasé a un centro comercial muy grande donde había miles de tiendas de ropa. Al revisar mi cuenta, noté que el señor Thomas estaba dispuesto a gastar una gran cantidad en ese vestido, parecía que el dinero le quemaba en las manos y le urgia deshacerse de él.
De pronto vi un vestido azul encantador, me quedé prendada de su belleza y, llena de dudas y mordiéndome los labios, entré a la tienda. El costo era elevado, pero el dinero que me había depositado mi jefe lo superaba,
Bienvenida, ¿en qué le puedo ayudar? -preguntó una de las encargadas acercándose con mirada altiva, pero sonrisa bondadosa.
-¿Puede mostrarme ese vestido? -inquiri señalando el que estaba en la vitrina-. ¿Tiene accesorios?
-Claro, aunque el modelo de la vitrina es la única talla que nos queda -dijo apenada-. Si no le molesta, se lo puedo mostrar. A mi parecer, considero que le puede quedar muy bien.
-Está perfecto, me lo probaré–contesté con una sonrisa, también tenía fe en que me quedaría.
-¿Idris? -Una voz sálida del mismo infierno retumbó generándome escalofríos-. ¿Qué haces aquí?
O
+25 BONOS
Al voltear, vi a Annie usando un hermoso vestido blanco de novia que le quedaba precioso. La tela era fina y la hacia ver como la mujer santa y pura que claramente no era. Después de dedicarme una mirada arrogante, contesté–Necesito un vestido….
¿Un vestido? ¿Para qué?”
-Para la fiesta del fin de semana….
-Espera… ¿qué? ¡Debes de estar bromeando! -exclamó entre risas. No creerás que estás invitada o ¿sí? Es solo para familia y gente importante, no para personas como tú.
De nuevo estaba haciendo gala del desprecio tan profundo que me tenía.
-Soy la asistente del señor Thomas y me pidió que me comprara un vestido para la ocasión.
-¡Déjame adivinar! ¿Es el primer regalo que te hace como su amante?
-Él no es mi amante, es mi jefe…
-Claro, como digas…agregó con sorna-. Atiendan bien a mi «amiga», debe de verse espectacular.
-¿Señorita? Por aquí -intervino la vendedora, guiándome a los probadores.
Con cuidado me puse el vestido, se veía hermoso, se adaptaba a mi cuerpo como una segunda piel y me senti bonita. Después de unos minutos de indecisión, luchando contra esa culpabilidad que sentía por aceptar el regalo del señor Thomas, decidí que me lo llevaría. Sali con una gran sonrisa, esperando no volver a encontrarme con Annie. Cuando llegué con la encargada noté que su actitud había cambiado. Me vio con molestia y me arrebató el vestido de la mano.
-Ah… Me lo pienso llevar–dije confundida al notar su cambio de humor.
-¿Si le alcanza? -preguntó barriéndome con la mirada.
-¿Perdón? Si te dije que me lo quería llevar, es porque puedo pagarlo.
-Lo siento, pero no puedo darle el vestido, es el que nos queda de exhibición y no tengo permitido dárselo
agregó dándome la espalda.
-Pero… tú dijiste… -Sabía que Annie había hecho algo para que de pronto la trabajadora se comportara como una verdadera piedrita en el zapato.
-Dije que no puede llevárselo… ¿Qué parte no entendió?
-¡Bien! Entonces no me lo llevó y ya… -Cuando estaba dispuesta a abandonar la tienda, la mujer volvió a hablar, llamando mi atención:
+25 BONOS
Pero se lo voy a tener que cobrar–dijo desde la vitrina con el vestido colgando de su mano
El cierre està arruinado y un tirante roto.
-¿Cómo?
Si no le quedaba, no tenia que forzarlo.
-Yo no lo forcé… Le entregué el vestido bien, yo no veo nada de lo que usted dice…
Apenas terminé de hablar cuando rasgó el tirante y rompió el cierre, ocultando con su cuerpo el sabotaje ante las cámaras de vigilancia.
-Le he dicho que tiene que pagarlo. No puedo permitir que se vaya después de lo que hizo, no me obligue a llamar a la policía.
no!
-¡No voy a pagar algo que no hice! -exclamé furiosa, no iba a gastar el dinero que me había dado el señor Harrison por culpa de una mala mujer.
-Eso supuse…-agregó con arrogancia antes de presionar el botón de alarma de la vitrina.
-No es cierto–susurré sintiéndome en aprietos, nerviosa, tentada a salir corriendo, pero eso solo confirmaria una culpabilidad que no existía.
Y
-Tiene que pagar la prenda, aunque no se la lleve…-dijo el malhumorado oficial.
-¡Bien! ¡La pagaré, pero me la llevaré!-contesté furiosa buscando la tarjeta dentro del bolso.
–
No puede, la prenda es de exhibición repitió la encargada, con esa cara de víctima ante el oficial.
-No es cierto, en verdad esto debe de ser una pésima broma–dije entre dientes, perdiendo la paciencia. El vestido estaba bien cuando se lo entregué. Si no me lo planeaba vender, ¿por qué me lo ofreció en un principio?
-Creo que debería de inspeccionarla, me temo que se haya robado algo y el vestido solo sea el pretexto para distraernos–agregó la empleada, que parecía apenada por la petición que le hacia al oficial.
-¡Yo no me robé nada! ¡No tengo por qué hacerlo! -grité furiosa. Vi mi reloj de pulso y sabía que, si no salía en ese momento, no llegaría a tiempo para acompañar a mi bebé a su
tratamiento.
-Le voy a pedir que regrese al probador, ahí una compañera la inspeccionará -dijo por fin el oficial con pereza.
-¿Cómo? ¡No me robé nada!
+25 BONOS
Si se rehúsa a cooperar, tendré que llevarla a la comisaría agregó usando su radio, llamando a su compañera
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