Capítulo 40: Un pago injusto por sus servicios.
LIAM BLAKE
En cuanto sentí las manos de Annie sobre mi brazo, me sacudí, asqueado. —No porque ahora te necesite, significa que te voy a tocar y haré como si cada injuria contra mí desapareciera. Criticas a Idris, pero tú también eres un asco como mujer. Tus palabras cargadas de
arrepentimiento no significan nada para mí.
>>El compromiso sigue en pie y el préstamo a tu padre se efectuará, pero no esperes que te desee como mujer. Siéntete feliz de saber que podrás presumir que eres mi esposa y nada más. –Le dediqué una mirada cargada de desprecio antes de dirigirme hacia la salida. Necesitaba dormir, necesitaba tal vez algo de alcohol, tenía que encontrar la manera de poder desintoxicarme de todo ese rencor que palpitaba dentro de mi pecho y me estaba envenenando.
Ÿ
IDRIS DOYLE
Llegué al trabajo de Liam, sabía que era el único lugar donde podría encontrarlo. Entré con la frente en alto pese a las miradas de asombro de cada empleado. Llegué hasta su oficina y me dirigí hacia Jenny, su asistente.
-¿Se encuentra el señor Blake? Quisiera hablar con él… -Mientras pronunciaba esas palabras ya me estaba acobardando.
-Sí, un momento —respondió la mujer viéndome con pena. Presionó el botón del comunicador y habló: –Señor Blake, la señora Idris está aquí y quiere verlo.
-Que pase… —contestó con frialdad.
En cuanto Jenny abrió la puerta para mí, vi a Annie sentada sobre el regazo de Liam, con el rostro escondido en su cuello, mientras él mantenía la mano posada sobre sus piernas y sonreía divertido, pero viéndome fijamente. ¿Intentaba hacerme sentir celosa? Lo estaba logrando, pero no planeaba demostrarlo.
-Annie, cariño… déjame un momento a solas con Idris -pidió en un ronroneo haciendo que su prometida por fin se diera cuenta de mi presencia.
-Ni siquiera había notado que ya habías entrado contestó Annie viéndome de pies a cabeza
–. Eres tan nula, tan… inexistente.
Con una sonrisa burlona, salió de la oficina, contoneándose. Una vez que la puerta se cerró, la actitud de Liam cambió, era de apatía y arrogancia, como si yo fuera lo más desagradable que se había plantado frente a él ese día. -¿Qué quieres? -preguntó con molestia antes de poner atención en su trabajo.
1/3
+15 BONUS
-¿Qué fue lo que pasó anoche?
No lo sé… Me informaron que no regresaste a casa. ¿Fuiste con tu amante a pedir más? actitud era fria y no dejaba de teclear en su computadora.
SU
-¿Con mi amante? ¡Evan no es mi amante! -exclamé furiosa. ¿Cómo puedes hablarme de esa forma después de decir que me amabas?
-¿Que te amo? -preguntó divertido. ¿Yo dije eso? Suena a que de seguro te lo imaginaste. Dejaste a nuestro hijo abandonado en el hospital mientras te revolcabas con ese hombre, ¿ crees que te diría que te amo?
-No me revolqué con él en ese hotel, te equivocas. ¡Déjame explicarte! ¡El es mi hermano! No quería admitirlo, no de momento, pero estaba desesperada.
-¿Hermano?-inquirió aún más divertido. Claro, son tan parecidos, ¿cómo pude
desconfiar?
Se levantó, furioso y tuve que alzar el rostro para sostener su mirada.
-¿Quieres verme la cara de estúpido? ¿Crees que te voy a creer una mentira tan tonta? ¡Es obvio que ese hombre no tiene ningún parentesco contigo!
Tenía razón, Evan no se parecía porque era adoptado. ¿Decírselo cambiaría las cosas? La
respuesta era obvia.
-El único hombre que me ha tocado eres tú, no me he entregado a nadie más y estoy tranquila con mi consciencia. De un manotazo dejé el cheque sobre su escritorio,
demostrando mi molestia.
Sonrió después de un resoplido, como si mis palabras le hicieran gracia. —¿Qué ocurre, Idris? ¿ Fue poco lo que te dejé por tus servicios? ¿Querías más?
-¿Por mis servicios?
-Antes te pagaba con un sueldo, pero desde que trabajas para mi abuelo y para no sé cuántos hombres más, me imaginé que tenía que pagarte por el servicio. ¿Subió tu cuota?
-¿Me estás comparando con una prostituta? -pregunté sorprendida. Si necesitaba ese último empujón para terminar de desilusionarme, era ese. Posé la mano en mi corazón, sintiendo como dolía con cada palpitación, como sangraba por el dolor. Dilo como es, alza la voz y llámame por el nombre que crees que me merezco.
Nos vimos directo a los ojos y, pese a la ferocidad que sabía que Liam tenía, mantuvo la boca cerrada y los dientes apretados. Esta vez no sentí pena o lástima, solo dolor.
–Eso creí… No eres tan valiente–contesté menospreciándolo. Ya no tenía nada que perder.
-No necesito ser valiente, sé perfectamente lo que eres, pero me da asco pronunciarlo –
+15 BONUS
-Te estás equivocando, Liam… y cuando te des cuenta, te arrepentirás.
Ignorando mi última oferta para que dejara de atacarme, prosiguió: -De una vez te aviso que te quedarás en la mansión de mi abuelo hasta que me entreguen los resultados de laboratorio. Si estás embarazada, vivirás ahí hasta que nazca el niño y le haré una prueba de ADN. Sabiendo que te acuestas con cuanto hombre se te atraviesa, no me sorprendería que ni siquiera fuera mío. -Acercó su mano hacia el cheque, dispuesto a tomarlo, pero antes de que sus dedos siquiera lo rozaran, lo abofeteé, torciéndole el rostro hacia un lado.
Me tragué mi dolor, pues de orgullo ya no me quedaba mucho. -¿No se supone que es mi paga? -pregunté recuperando el papel-. Es el dinero que crees que me merezco y que confirma lo que piensas de mí. Quiero guardarlo, para cuando me arrepienta y quiera volver a sentir amor por ti, lo vea y recuerde como me humillaste y desconfiaste después de ocho años de estar a tus pies. Incluso pienso enmarcarlo.
>>Dices que mi hijo posiblemente no sea tuyo, lo veo difícil, eres el único hombre con el que he estado, pero en verdad espero ser víctima de un milagro y que en verdad no sea tuyo. ¿Sabes qué es lo más gracioso? Podría apostar a que el hijo que carga Annie en su vientre, no lleva tu sangre. Recuerda bien mis palabras cuando veas que el niño no se parece ni un gramo a ti — dije con los dientes apretados, llena de ira, pero sin despegar los ojos de Liam, que estaban furiosos y destilaban fuego.
-Tienes valor para hablarme de esa forma -susurró iracundo.
–
-¿Qué harás? ¿Lastimarme como anoche? ¿Eso te hizo sentir bien? ¿Te hizo sentir más valiente? Qué triste, ¿no? Que necesites sobajar y maltratar a las personas para sentirte importante, al parecer no hay nada en esa cabeza ni en ese corazón que te de valor, solo tu crueldad. -Me acerqué más, retándolo. Vamos, levanta tu mano contra mí, sigue blasfemando y difamándome, termina de destruir el poco cariño que aún te tengo, acaba con él para que por fin me dejes de importar. Aumenta la apuesta, haz que te odie para que agradezca cada día que sepa lo infeliz que eres por las decisiones que has tomado.