Capítulo 52: La asistente perfecta
IDRIS LYNCH
Annie retrocedió un par de pasos, estaba aterrada y desconcertada, pero supe de inmediato que se desmayaría en cuanto sus rodillas temblaron y su mirada comenzó a perderse.
-¡Evan! —exclamé llamando su atención en cuanto Annie se desplomó al suelo. Se plantó a su lado y la vio como si se tratara de un ratón muerto sobre la alfombra.
-¿No es Annie Taylor? -preguntó antes de beber su café.
-Sí… ¡Ese es el problema! -contesté perdiendo la cabeza.
Antes de que la gente llamara a una ambulancia, le pedí a Evan que tomara en brazos a Annie y la llevara a mi oficina. Sabía que era algo muy extraño y todos los trabajadores parecían desconcertados, pero no me importó.
-Nadie puede saber que sigo viva, nadie puede saber que soy la CEO de esta empresa… —dije tomando del brazo a Evan, obligándolo a verme directo a los ojos.
-¿Qué planeas que hagamos? ¿La desaparecemos?
-¡No! ¡¿Cómo que desaparecerla?!
-Te has convertido en la CEO de una empresa que pertenece a las grandes mafias de la
humanidad… No será difícil desaparecer a tus enemigos. 1
-¿Cómo que «<mafias»?
-Las farmacéuticas son una mafia «<legal» que mueve millones y por tanto, puedes conseguir cualquier clase de servicio ilegal y cubrir tus huellas. ¿Crees que Liam no llegó a desaparecer adversarios que pudieran comprometer su negocio? Creí que estabas al tanto de cada uno de
sus movimientos.
Me quedé pensando en sus palabras y recordé a Clark, la mano derecha de Liam. Era un hombre agradable que no me juzgaba como el resto de los trabajadores, tal vez porque su trabajo era
del que yo desempeñaba.
peor
–No voy a desaparecer a Annie ni a buscar a alguien que lo haga por mí –respondí con los hombros caídos. Cuandó volteé hacia ella, vi que comenzaba a despertarse, dándose cuenta de que estaba sobre el sofá de la oficina.
Se sentó con dificultad y apariencia perdida. Cuando me volvió a ver pegó el grito en el cielo y se puso de pie de un brinco.
–Annie… espera…
-Maldita mentirosa dijo con una gran sonrisa, comprendiendo que la balanza se estaba
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aspirando a ser la asistente del CEO?
-¿Cómo?
C
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-¿Es tu amante? -preguntó viendo con atención a Evan, quien solo sonrió de lado.
-Annie… -Intenté acercarme a ella, pero retrocedió, manteniendo la distancia entre las dos.
-No me interesa nada que tenga que ver contigo. Por tu culpa lo perdí todo, perdí el amor de Liam y eso llevó a la ruina a mi familia y a mí. ¡No tengo intenciones de escucharte! Lo único què quiero es que no te metas en mi camino, vine por este puesto y no voy a dejar que alguien como tú me lo quite.
¿Quieres ser la asistente del CEO? -pregunté asqueada y mi piel se erizó.
-¿Algún problema? ¿Te da miedo que se fije en mí y pierdas su atención? -De nuevo vio a Evan, dándome a entender que creía que él era el CEO de la empresa.
-Ah… Te estás confundiendo…
-Vete de aquí, deja que me quede con el puesto y prometo no decirle a Liam que sigues viva, por lo menos no de momento, porque créeme que algo nuevo se me ocurrirá y juro que no estarás tranquila mientras vivas en este jodido país.
¡Bien! ¿Quieres ser la asistente del CEO y ganar mucho dinero para que tu familia no se pudra en la miseria? ¡Está perfecto! -exclamé perdiendo la paciencia, aterrada por sus amenazas, pero queriendo imponerme. -¿Escuchaste Evan? Diles a los de recursos humanos que ya encontramos a la asistente perfecta.
-¿Estás segura? -preguntó levantando una ceja, viendo con desconfianza a Annie.
-Segura… contesté con ambas manos en la cintura-. Ahora serás mi asistente.
-¡¿Tú asistente?! ¡¿De qué estás hablando?! -gritó Annie horrorizada.
-Annie… Yo soy la CEO de esta empresa. ¿Querías el puesto? ¡Felicidades! ¡Ya lo tienes! – Me acerqué hasta encararla-. Tú necesitas dinero, entonces yo te lo daré, pero mucho cuidado con abrir la boca e intentar manipularme, porque entonces optaré por el camino fácil y te mandaré a silenciar. Después de todo, mi tumba está vacía, así que no me obligues a meterte
ahí.
Mis palabras la impactaron lo suficiente para que abriera los ojos, tanto que parecía que se le iban a salir. Sus labios temblaron, pero no dijo nada.
—Bienvenida al equipo… empiezas mañana, más vale que te vea a primera hora, no me obligues a buscarte–agrégué antes de que Annie pasara por un lado y casi escapara de la
oficina.
-¿Hablas en serio? -preguntó Evan detrás de mí-. ¿En verdad la mandarás a matar si te
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-¡No! -exclamé cambiando mi cara hostil por una de sufrimiento-. No podría, no soy así.
Los ojos de Evan brillaron y se dibujó una sonrisa amplia en su rostro. Lo supuse… Demasiado bueno para ser verdad. Se acercó paso a paso hasta plantarse delante de mí-. Si alguien te lastima o se vuelve un obstáculo para ti, yo puedo ser quien se encargue.
Tomó mis manos con gentileza, poniéndome nerviosa-. No… no permitiría eso–contesté con miedo. Jamás haría algo que causara problemas a la familia.
Posó su mano en mi mejilla, sus ojos reflejaban sufrimiento y agonía. Pegó su frente a la mía e inhaló con fuerza. -Hablo en serio cuando te digo que haría lo que fuera por ti, Idris. No quiero verte sufrir de nuevo, no quiero… que nada te hiera. Solo pídeme lo que quieras y lo haré.
-Evan… Gracias por todo lo que has hecho por mí… dije confundida, mareada por su aroma a cuero y madera. Desvíe mi rostro del suyo y lo abracé con fuerza-. Eres el mejor hermano mayor que alguna vez pude desear.
Supe que esa palabra: «hermano», había cambiado todo, le había causado indigestión y molestia. Sus brazos se tensaron a mi alrededor, era imposible no notar su coraje y me sentí mal. De un tiempo a la fecha tenía mis sospechas, Tina me lo había dicho un par de veces, pero me rehusaba a creerlo.
–<«Hermano>>… -siseó antes de liberarme de su abrazo y alejarse de mí-. Si no tienes más
bromas irritantes qué hacer, tengo algunos asuntos que arreglar.
Salió por la puerta de la oficina, con su furia habitual.
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