Capitulo 10: Un nuevo trabajo
IDRIS DOYLE
Los días pasaron y yo regresé a la rutina, servir a Liam de día y de noche, saliendo de su cama en cuanto se saciaba y huyendo hacia el hospital para vigilar el sueño de mi bebé. Cada vez me sentía más cansada y consumida, además, la culpabilidad de meterme en su compromiso me estaba enloqueciendo.
Me juré nunca lastimar a otra mujer, y ahí estaba, fingiendo que no había nada entre él y yo, mientras que, a espaldas de Annie, nos revolcábamos cada noche. Pobre mujer.
Por fin habia llegado mi día libre, pero eso no significaba que fuera a descansar. Estaba afuera del hospital, caminando de un lado para otro, dándome una pausa antes de quedarme el resto de la noche con mi pequeño.
En cuanto iba a regresar al hospital, me detuve, como si una fuerza invisible estuviera susurrándome al oido, pidiéndome que volteara. Mi mirada migró hacia un hombre viejo y con recargó
bastón, completamente pálido y ojeroso, su semblante no auguraba nada bueno. Se
sobre la pared, con la mano en el pecho, en cuanto alzó su mirada hacia mi, me acerqué corriendo, tomándolo por los codos antes de que sus rodillas cedieran.
-¡Auxilio!-grité mientras intentaba apoyar su peso sobre mí, estaba teniendo un infarto el pobre hombre.
Algunos enfermeros y camilleros salieron de inmediato y me ayudaron. Mientras lo llevaban al interior del hospital, yo iba a su lado, tomándolo de la mano y queriendo reconfortarlo. Su mirada vidriosa me rompió el corazón, parecía temeroso y no tenía palabras para consolarlo.
En cuanto lo apartaron de mi, la recepcionista me preguntó si el hombre era pariente mio. Por un momento dudé, sabia que, al aceptar, tendría que comenzar a hacerme cargo de la cuenta, pero si no lo hacía, si desconocía al hombre, ¿qué harían con él? Vi por un momento el bastón de ese señor entre mis manos y senti remordimiento de solo pensar en negarlo.
-¿Entonces?-insistió la recepcionista perdiendo la paciencia.
-Sí, es mi abuelo contesté con un resoplido.
-En ese caso, te pondré como la familiar responsable.
-Si, está bien–agregué resignada.
Sí,
-Bien, necesito que llenes algunos papeles… Sígueme.
Lei el cuento favorito de Oliver hasta que cayó dormido, cuando terminé de arroparlo y me disponía a acomodarme en el sofá, una enfermera se asomó por la puerta, dedicándome una
ΤΣ
+25 BONOS
Sali al pasillo, con el bastón de aquel hombre entre mis manos, esperaba que la mujer me diera buenas noticias de él
-Su abuelo está estable, estaba sufriendo un ataque cardíaco, pero gracias a que pidió ayuda a tiempo, se pudo controlar y ahora su corazón está bien.
Me alegra mucho–contesté con sinceridad, Tal vez tendría una deuda más en este hospital, pero mi conciencia estaría tranquila.
Me dijo el señor Doyle que quería ver a su nieta -dijo la enfermera con una gran sonrisa, como si supiera la mentira piadosa que tuve que decir.
-Al… No lo sé… Es que… ya es noche y….
-Insistió mucho. No lo deje asi, pobrecillo, ya ha sufrido bastante con ese ataque al corazón.
Al abrir la puerta de la habitación noté que el señor seguía despierto y con la mirada atenta en la ventana.
¡Señor Doyle! Aqui está su nieta –dijo la enfermera con alegría.
Di el primer paso dentro del cuarto y me encontré con la mirada gentil de ese hombre. Había algo en su actitud que resultaba reconfortante, tal vez su imagen de abuelito cariñoso o su sonrisa aparentemente sincera. -Señorita, por favor, déjeme solo con mi nieta pidió con una voz acartonada, pero dulce.
La enfermera no dudó en aceptar la orden y dejó la habitación de inmediato.
-¿Cómo se siente?-pregunté dedicándole una sonrisa.
–
Bien, después de sentir que me moría, puedo decir que estoy como nuevo, gracias a ti.
-No fue nada contesté con media sonrisa, escondiendo detrás de mis ojos cansados el fastidio que me daba pensar en la cuenta del hospital. ¡¿Cómo la pagaria?! No podía decirle a Liam que necesitaba más dinero. Traje su bastón.–Agité el objeto antes de recargarlo a un lado de la cama, dejándolo a su alcance.
Me dijeron que te hiciste pasar por mi nieta y aceptaste pagar el dinero de la hospitalización. No quiero ofender, pero… no parece que tengas suficiente oro en tus bolsillos, además, creo que ya tienes a alguien en este hospital.
-El dinero va y viene, no es problema, lo conseguiré. La salud, en cambio, es más importante.
-No sé si eres una chica muy noble o muy tonta. No cualquiera acepta hacerse cargo de un anciano como yo agregó clavando su mirada en mi, como si quisiera leer mi alma-. Te ves cansada…
–
+25 BONOS
Estoy muerta.
-¿Qué haces en este hospital?
-Cuido de mi hijo, tiene leucemia–contesté con ese nudo en la garganta que siempre me wommentaba cuando hablaba de Oliver y su dolencia.
Suena complicado y triste.
-No tengo tiempo para estar triste… Solo para trabajar y ver por él.
-No pareces muy conforme con tu trabajo. ¿Te dan lo suficiente?
-Sí, no me puedo quejar, aunque tenga una relación tóxica con mi jefe. -No había mejor forma de describirlo-. No se preocupe por nada, si no tiene dinero, yo me haré cargo.
De pronto comenzó a reírse divertido y terminó tosiendo. Atrapó mi mano entre las suyas y me dedicó una gran sonrisa. Mi niña linda, ¿cómo te llamas?
-Idris…
–
-Idris Doyle… Mi nueva nieta–agregó volviendo a reír. Te propongo algo, quédate conmigo, se mi ayudante. Un hombre tan viejo como yo necesita de alguien que pueda acompañarlo a todos lados.
-¿Cómo?
-Solventaré mis servicios médicos y los de tu hijo, además te daré una paga más que sustanciosa. Créeme, si aceptas el trabajo, no tendrás que volver a preocuparte por dinero
nunca más.
-¿Perdón? ¿Estaba delirando este pobre hombre?
-Mi niña linda de buen corazón, créeme… tengo dinero hasta para pagarte la risa y creo quel una muchachita como tú me vendría bien.
-Pero… ¿qué haría? ¿En qué consistiría mi trabajo?
-Bueno, me acompañaras a mis consultas y asuntos importantes, te encargarías de mi agenda. y de llevarme a todos esos lugares a los que no me dejan ir si no voy acompañado, pero lamentablemente nadie quiere ir conmigo. ¿Qué te parece? Te prometo un sueldo sustancioso.
Sonaba tentador y parecía una salida para olvidarme de Liam y su prometida.
-Ve a dormir con tu pequeño, piensa sobre mi propuesta y mañana temprano hablamos agregó el señor con una sonrisa gentil-, y por cierto, soy el señor Thomas Harrison.
Estreché su mano tibia y marchita antes de compartir una sonrisa y salir de su habitación, dispuesta a regresar con Oliver y no volver a pegar los párpados en toda la noche.
+25 BONOS