Capítulo 9: Cediendo ante la pasión
LIAM BLAKE
En cuanto me apoderé de su boca, ella terminó de ceder, dejando que su cuerpo se retorciera de esa manera tan dulce que tanto me encantaba. Subí su falda y bajé sus pantaletas, dejando que colgaran de uno de sus delicados tobillos mientras me acomodaba entre sus piernas, bajando lentamente la bragueta de mi pantalón.
Atrapada contra mi cuerpo y víctima de mi erección, di rienda suelta a mi lujuria, tomándola con fuerza de las caderas, arrancando los botones de su blusa y pegándola a mi cuerpo mientras las embestidas se volvían más violentas y vigorosas. Su calor y humedad me volvían loco y esos delicados ronroneos y gimoteos sacaban lo peor de mí.
Mordi su espalda y me aferré a sus caderas mientras cada movimiento era más vigoroso que el anterior. Ella era mi significado de lujuria y perversión. No había otra piel que encendiera la mía ni otro aroma que me enloqueciera. La deseaba como jamás había deseado a otra mujer, entre más fuerte gemía, más duro me ponía.
Nuestro reencuentro terminó en la cama, haciéndonos víctimas de ese calor insoportable que crecía entre nuestras piernas. El resto de la noche no paré, ansioso por saciar esa hambre a la que me había sometido por tantos días. Sometiéndola a mi voluntad, torturándola con Ordidas en donde nunca nadie más podría llegar a ver, tomándola por las muñecas e inmovilizando su cuerpo debajo del mio.
No podía seguir negando que la había extrañado y, sobre todo, que la necesitaba, que era mi único consuelo en mis noches más frías. Mi compañera, aunque no deseara admitirlo.
En cuanto amaneció, me descubrí viéndola dormir. Era tan fascinante ver sus hermosos
cabellos rojos como el fuego descansando sobre su espalda desnuda. Acaricié con las yemas de
mis dedos esas tenues pecas en su piel, conectándolas como si fueran constelaciones Deposité suaves besos en su piel, haciendo que se removiera perezosa entre las sábanas.
Cuando abrió sus hermosos ojos fue tan impresionante como ver el amanecer por el horizonte, pero de inmediato el desconcierto y la vergüenza se apoderaron de ella, retrayéndose sobre la cama y escondiendo su cuerpo con la sábana. No dejaría de verme como un monstruo.
Ignorando su miedo, me levanté, ansioso por salir de ahí y concentrarme en el trabajo. No deseaba lidiar con su actitud desconfiada y herida.
-Descansa un poco más… Te veo a las nueve en la oficina, mandaré a Clark para que pase por ti–dije antes de entrar al baño.
Y
+25 BONOS
IDRIS DOYLE
Había sido débil, no pude controlarme y me rendi ante sus encantos. ¿En verdad seguiría siendo su amante sabiendo que se iba a casar? Era muy diferente cuando estaba soltero, no sentía tanto cargo de consciencia.
En cuanto salió del departamento me di un baño, limpiando los restos de la pasión de anoche de mi piel. ¿Por qué no podía resistirme a él? Era obvio, estaba enamorada y bien podía admitir estando sola que… lo amaba. Podría estar en cada una de sus noches más oscuras si me lo pidiera. ¿Por qué a veces se tenía la mala suerte de amar a quien no nos ama?
Mis trajes seguían acomodados en el clóset junto a su ropa y escogi ese rojo que tanto me gustaba. Ajusté el corbatín alrededor de mi cuello, peiné mi cabello con minuciosidad y pinté mis labios de un rojo tan intenso como mi cabello.
Al salir del edificio, el auto ya me estaba esperando y Clark me recibió con una media sonrisa, sabiendo que había aceptado regresar al lado de su jefe.
Mi andar por el edificio fue incómodo, todos me veían con sorpresa y los susurros y rumores empezaron a levantarse. Todos aquí me señalaban como la amante, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta..
Llegué hasta mi escritorio y pasé la mano por las carpetas acumuladas, hablaba en serio Liam cuando dijo que mi puesto no había sido ocupado. Comencé a hacer llamadas, a archivar cosas y revisar otras. Me concentré en mi trabajo intentando no pensar en lo que había pasado y cuando entré a la hora exacta con el café de Liam en la mano como todos los días, mi estómago
dio un vuelco.
Estaba esa mujer, su prometida, recargada sobre el escritorio, viéndolo fijamente con ojos de cordero a medio morir y una sonrisa gentil.
-Mis papás están emocionados por la boda dijo con una gran sonrisa antes de que mi presencia la interrumpiera.
-Annie, te quiero presentar a mi asistente personal, Idris Doyle.–Liam ni siquiera levantó su mirada de los papeles y extendió la mano esperando que le entregara el café.
-Hola… Idris —dijo Annie viéndome de pies a cabeza con recelo-. Soy la prometida de Liam.
-Mucho gusto, señorita Annie–contesté sin poder sonreír y después de una pequeña reverencia, salí de la oficina, arrastrando mi corazón.
LIAM BLAKE
-Tu ayudante es linda–dijo Annie en un puchero-. No me agrada.
-Ella ha sido mi ayudante por ocho años–contesté sin prestarle atención a su rabieta.
-Deberías despedirla, no puedes trabajar con alguien así.
+25 BONOS
-¿Así, cómo? ¿Más hermosa que tú? -pregunté divertido y su silencio me confirmó que la
habla lastimado.
¿Qué dijiste?! ¡Ella no es más bonita que yo! -exclamó furiosa-, pero si es vulgar, con esa falda corta y su contoneo. Es obvio que está interesada en ti, además hay rumores en la oficina.
¿Qué rumores?
Todos dicen que es tu amante… pero sé que eso es falso–dijo muy segura y se plantó a mi lado, posando su mano en mi pecho-. Yo sé que serías incapaz de traicionarme. Sé que tu corazón está conmigo.
¿Qué te hace hablar con tanta seguridad?-pregunté divertido, por fin levantando la mirada hacia ella.
Porque el amor que nos tuvimos no pudo desaparecer de la noche a la mañana…
¿El amor que nos tuvimos? Annie, han pasado más de ocho años desde que casi nos casamos. Suficiente tiempo para olvidarte y seguir adelante.
Pero… nos vamos a casar y de eso depende la felicidad de tu abuelo.
-No creo que a mi abuelo le moleste que lleve a otra mujer a sus cumpleaños.
—
-No te atrevas a decirlo… No hables como si ya no sintieras nada por mi agregó acariciando mi mejilla. Nuestro amor fue intenso y lleno de ternura, ¿recuerdas? Sé que, en el fondo de ese ogro que aparentas ser, aún está ese chico dulce que haría lo que fuera por mi.
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