Capítulo 27: Una tragedia y un futuro incierto
IDRIS DOYLE
-¡Oliver! ¡¿Te gusta tu nueva habitación?! -preguntó el señor Thomas entrando lleno de
emoción.
-¡Señor Harrison! -exclamó mi pequeño, rodando sobre el colchón para poderse acercar.
-¿En qué quedamos, caballero? -El señor Thomas se inclinó hacia él, con una sonrisa cálida, pero ambas manos en la cintura, fingiendo descontento-. ¿Cómo prometiste llamarme?
-¡Abuelito!-contestó Oliver antes de abrazar al señor Thomas.
-Mi niño bonito, aquí te sentirás mejor. Te prepararán la comida que tu quieras y pasaré todas las tardes contigo para que juguemos.
-¿En serio? -preguntó Oliver con los ojos cargados de emoción.
-Muy en serio, además, tu mamá estará más cerca y podrá unirse a nuestras tardes de juegos -contestó el señor Thomas con emoción.
Recibi un mensaje en mi teléfono, era Kyle quien deseaba ver a Oliver. Le pedi permiso al señor Thomas para poderlo invitar a la casa y no dudó en aceptar. Esperé pegada a la ventana junto. con Oliver hasta que vimos ese hermoso auto color borgoña estacionándose frente al pórtico.
-¡Ya llegó! -exclamó Oliver con emoción y lo llevé de la mano hacia la puerta. Ese día le tocaba cambio de catéter y Tina nos había dejado descansar un poco de ese horrible suero en su bracito.
-¡Oliver! ¡¿Cómo estás, campeón?! -preguntó Kyle con los brazos estirados hacia mi bebé, quien no tardó en estrecharlo con emoción-. Veo que te mudaste.
-Sí, somos ricos contestó con orgullo.
-Oliver…-lo reprendí de forma sutil y, después de torcer los ojos, decidió decir la verdad.
-El señor Thomas es rico y nos está ayudando–dijo tal y como le había explicado Además, es mi abuelito y nos quiere, ¿verdad, mami?
-Así es. Es un buen hombre,…-contesté dirigiéndonos de regreso a la habitación.
-¿Aquí vive el señor Thomas Harrison? -preguntó Kyle prestando atención a toda la casa.
-Sí, ¿por qué? No me dirás que tienes algún problema con la familia Harrison–dije preocupada.
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-No, con la familia Harrison no. Desculda–agregó con una sonrisa que no migró hasta sus ojos.
Esa tarde la pasamos en la habitación de Oliver, entre risas y una plática amena. Kyle, se me hacía un hombre muy dulce y tranquilo. Me sentía en confianza, como si pudiera decirle cualquier cosa.
Cuando el momento de la visita terminó, acompañé a Kyle hacia la puerta, donde su auto le esperaba. Se mostraba elegante y con esa sonrisa arrogante, pero mirada gentil y cabellos alborotados.
– el doctor cremos que sería buena idea que la operación se llevara a cabo en dos
días. El tiempo justo para hablarlo contigo y que Oliver esté preparado–dijo justo en el pórtico.
-Sí, está perfecto… Cuanto antes, mejor contesté nerviosa, frotándome las manos como si estuvieran frias. Kyle se dio cuenta de mi nerviosismo y cubrió mis manos con la suya.
-Todo saldrá bien, chispita -dijo con mirada gentil y sonrisa de medio lado.
Gracias… No sabes lo que significa para mi que estés haciendo esto cuando más sola y desesperada me sentía.
-No tienes nada que agradecerme–contestó envolviéndome entre sus brazos con gentileza – Todo saldrá bien.
Apenas nos separamos del abrazo y senti un aura oscura acechándonos. Se trataba de Liam quien había llegado, con esa actitud arrogante y altiva, acomodándose los guantes de piel en las manos y viendo con molestia a Kyle.
-Déjame adivinar… ¿el padre de Oliver?-susurró Kyle. No parecía asustado, por el contrario, se encontraba divertido.
-¿Cómo lo supiste?
-Son como dos gotas de agua–contestó-, Dime que su parentesco no es un secreto, nadie. que conozca a ambos lo podría creer.
En cuanto Liam se plantó frente a nosotros, Kyle guardó silencio, mientras mi cabeza le daba vueltas a sus palabras. ¿Sería que el señor Thomas se había dado cuenta y por eso cuidaba tanto de Oliver? No podía descartar esa idea.
-Kyle…-se presentó, sin mencionar su apellido.
Liam Blake–contestó estrechando con fuerza su mano.
-Es un gusto, señor Blake–agregó Kyle con singular alegría-. Si me permite, es momento
LIAM BLAKE
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No despegué la mirada de ese pelirrojo hasta que salió de la propiedad. Clark de inmediato comprendió mi semblante y sabía que tenía que investigar a ese hombre. ¿Qué hacía visitando. la casa de mi abuelo y portándose tan cariñoso con Idris?
Operarán a Oliver en dos días–dijo Idris a mi lado, llamando mi atención. Sus ojos resplandecían de esa manera tan dulce. Estaba emocionada y podía jurar que su corazón amenazaba con salirse de su pecho-. Pronto Oliver estará bien y todo habrá pasado.
-Me alegra–contesté con media sonrisa y acerqué mi mano a su mejilla, para acariciarla con ternura. Era tan dulce como un cachorro, al sentir mi tacto siempre parecia disfrutarlo.
Después de un intercambio de sonrisas revueltas con melancolía, mi abuelo se hizo presente, notando por una fracción de segundo mi mano en la mejilla de Idris. Liam… ¿Querías hablar? -preguntó de malhumor.
IDRIS DOYLE
El día había llegado y estaba sumamente nerviosa. Todo estaba listo para que prepararan a Oliver, solo estábamos esperando que Kyle llegara. No podía permanecer quieta, caminaba de lado a lado del pasillo, ansiosa por verlo rebasar las puertas del hospital, pero eso no ocurrió. Se habia arrepentido? ¡No, imposible! No era esa clase de hombre, todo lo que dijo esos días parecía ser verdad, él parecia honesto.
Cuando más desesperada me sentía, por fin lo vi llegar, pero en una camilla y directo hacia urgencias. Corrí tratando de alcanzarlo, tal vez me había equivocado, pero en verdad era él, cont una mascarilla de oxígeno cubriendo su rostro, mientras parecía lleno de golpes y sangre. j¿ Qué le había sucedido?!
-Tuvo un accidente automovilístico–dijo el doctor de Oliver, viendo como Kyle desaparecía detrás de las puertas de urgencias. Todo indica que fue un accidente.
-¿Qué pasará con Oliver? -pregunté mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Tal vez era muy egoísta al preocuparme más por Oliver que por Kyle, pero me torturaba no saber el futuro de mi hijo.
siento…Posó
-Lo siento… Posó su mano en mi hombro, viéndome con lástima-. Kyle está en comal inducido. De momento es imposible que done su médula.
-¿Hasta cuando?
-No lo sé… Su situación puede durar meses, tal vez años…-contestó el doctor con pesar.
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-Mi hijo no puede esperar años agregué con la voz rota, llena de desesperación.
-Lo siento mucho, Idris… Le diré a Tina que prepare a Oliver para que regresen a casa – agregó dando por terminada la plática mientras yo me desmoronaba.