Capítulo 33: El hombre indicado
IDRIS DOYLE
-¿Sabes, papá? He pensado mucho y creo que sería bueno que le encontráramos a un buen hombre a Idris agregó Helen con media sonrisa. Haciendo a un lado lo ocurrido hace unas noches, parece ser una buena chica.
Es una gran chica, muy servicial y atenta contestó el señor Thomas pensativo, considerando la oferta de Helen-. Intenté que congeniara con Ethan, pero después de su primera cita, no ha vuelto a pisar la casa.
-No me sorprende… —contestó Liam orgulloso, sin apartar la mirada de su vaso-. Algo me dice que cada hombre que intente acercarse a Idris pasará por lo mismo.
Levantó su vaso hacia mí como si estuviera brindando, aunque en realidad estaba
amenazando.
-¡Idris! ¡Te podría presentar al hermano de Annie! Es un chico muy especial -agregó Helen ignorando a Liam.
-Si por especial te refieres a que parece retrasado y estúpido… sí, es bastante especial -volvió
a intervenir Liam con su sarcasmo.
-O podría contactar a Ethan, tal vez solo está ocupado -insistió Helen haciendo más grande su sonrisa.
-De momento preferiría solo concentrarme en mi hijo, gracias por su interés, señora Blake contesté queriendo acabar con el tema.
-Es bueno ver que eres una madre comprometida con darle lo mejor a tu hijo, supongo que en eso nos parecemos contestó Helen apoyada sobre su mano, viéndome fijamente y con una sonrisa divertida, estaba disfrutando del momento-, pero Oliver también debe de entender que mamita necesita hacer su vida y conseguirse un hombre que la acompañé.
Cuando quiso acariciar la cabeza de Oliver, este de inmediato la esquivó, dedicándole una mirada hostil y reprobatoria. De manera casi mecánica, Helen volteó hacia Liam, quien la veía de la misma forma. Tina y Kyle tenían razón al decir que ambos parecían dos gotas de agua.
-Dime, Oliver… -interrumpió el señor Thomas-. ¿No te gustaría que mamita encontrara el amor y te diera un papá con el cual jugar mucho?
-No–contestó Oliver tajante mientras apuñalaba con su tenedor un pedazo de melón-. Mi mamita es solo mía. Los Hombres son malos y la pueden lastimar. Yo la cuidaré mucho.
-Oliver, tal vez no lo entiendas, pero el amor de un hijo no es igual al amor de un esposo dijo el señor Thomas conmovido por las palabras de Oliver-. ¿No te agrada Ethan? Es un chico
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–No, no me agrada. No lo quiero a él con mi mamá… -agregó frunciendo más el ceño.
-Entonces… ¿a quién si le dejarías estar con mamá? –insistió el señor Thomas y de inmediato mi bebé dirigió su mirada a Liam, por quien sentía una especie de respeto y admiración.
Todos volteamos en la misma dirección, pero con diferente sentir, mientras Liam se concentró solo en Oliver, con media sonrisa que contenía su orgullo y una mirada gentil que pareció suficiente recompensa para mi hijo.
-Oliver, tomate tu jugo o se te va a enfriar -dije carraspeando mientras comenzaba a acomodar los platos.
-¿Se enfriará? -preguntó confundido, viendo el vaso con jugo de naranja delante de él-, pero ya está frío, mami.
-Claro… Ayudaré con los platos–dije apenada antes de levantarme.
-¡Mami! ¡Ya terminé! -exclamó Oliver con emoción mientras me acercaba su plato.
Tener más cerca ese aroma de la fruta con yogurt me revolvió el estómago, apreté con fuerza los dientes y me refugié en la cocina. Para mi suerte no había nadie, así que antes de dejar los platos en la tarja, me apoyé en el borde y comencé a vomitar. Saqué todo el desayuno y las arcadas me generaron mucho dolor en el abdomen.
Aún asqueada y temblorosa, enjuagué mi boca y traté de limpiar. Cuando estiré mi mano para alcanzar una servilleta, alguien más me la dio.
-Desmayos, náuseas… ¿Hay algo de lo que me deba de preocupar? -preguntó Liam viéndome fijamente mientras yo intentaba no hacer ningún movimiento brusco, como si eso dependiera mi sobrevivencia.
-Nada… Es solo estrés… -contesté en un susurro antes de limpiarme la boca.
Puso cada mano al lado de mis caderas, apresándome contra la encimera y clavando sus ojos en los míos, dominándome con ese color azul tan oscuro. -¿Te has cuidado?
-Sí–contesté contra sus labios, que estaban tan cerca que podía percibir su aliento, una cura
extraña para mis náuseas.
LIAM BLAKE
Tenerla tan cerca era embriagante y podía apostar que mentía por sus pupilas dilatadas y sus mejillas sonrojadas. Cuando estuvo embarazada de Oliver, su apariencia era rozagante y preciosa, su piel más suave, sus cabellos más rojos y sus labios más dulces. Era como si se volviera más atractiva, más cálida, más reconfortante.
Seducido por su aroma y suavidad, la estreché, era como si su vientre de pronto fuera más tibio
estar con ellos aumentaba, no sé si existía alguna clase de instinto paterno, pero tenía aceptar que mi interés hacia ellos se hacía cada vez más grande, más insistente y me comenzaba a consumir.
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que
-Mañana iremos al hospital para que te hagan una prueba de embarazo… Pasaré por ti temprano dije en su oído mientras inhalaba su aroma y hacia la cuenta de cuántas noches había pasado solo en mi cama.
—¡Mami! —exclamó Oliver asomándose a la cocina, tomándonos por sorpresa. Idris de un brinco se alejó de mí, como si estuviéramos haciendo algo malo que pudiera reprocharnos Oliver, pero él, por su parte, solo se cubrió la boca, ocultando sus risitas divertidas. Hola de nuevo, señor Blake.
Su voz era dulce y tierna, su mirada estaba cargada de vida pese a su enfermedad. Por un breve momento comprendí lo que tanto le dolía a Idris, una criatura tan joven amenazada por la muerte, tantas cosas que podría perderse y sobre todo, su posible ausencia comenzaba a significar un peso muy profundo en mi corazón.
Acerqué mi mano a su cabello tan negro como el mío y lo sacudí un poco, provocando que sus sonrisas fueran más escandalosas. -Hola de nuevo, Oliver.
Ÿ
IDRIS DOYLE
Liam se había ofrecido a llevarnos al hospital, Oliver tenía su revisión con el doctor y Tina iba conteniendo su energía en el asiento trasero. Rara vez Liam se ofrecía a manejar, para eso siempre estaba Clark, me imaginé que debía estar haciendo algo importante, alguna investigación de beneficio para su dueño.
En todo el camino Oliver se fue hablando como perico, preguntándole todo a Liam quien, para mi sorpresa, parecía tener una paciencia infinita ese día, pues no tardaba en responderle lo que fuera y complacerlo con la música dentro del auto.
-Llevaré a Oliver con el doctor para que comience la revisión en lo que… -Tina no sabía cómo decirlo sin que mi bebé se enterara de que tendría un hermanito.
C
