Capítulo 34: Cansada de ser juzgada
IDRIS DOYLE
-¿Por qué te llevarás a mi mami? -preguntó Oliver jalando el abrigo de Liam. Aunque parecía desconfiado, no se mostraba hostil, más bien curioso.
-Tengo que llevar a mamita a que se haga unos estudios–contestó Liam inclinándose hacia él y sacudiendo su cabello-. Descuida, te la regresaré completa.
Con una sonrisa enorme, Oliver aceptó la oferta. Se acercó a mí dando brinquitos hasta abrazarse a mis piernas. -Te amo, mami -dijo con esa voz hermosa y tierna.
Yo también te amo, mi amor, nos vemos en un ratito -dije besando su frente. Le haces caso en todo a Tina.
—¡Sí, mami! —exclamó con emoción antes de acercarse a Liam—. Adiós, señor Blake.
-Dime Liam contestó hincándose frente a Oliver.
-¿Somos amigos? -preguntó Oliver con tanta ilusión en sus ojos que me preocupaba que Liam le rompiera el corazón.
-Somos amigos… por el momento -contestó Liam pellizcando la nariz de Oliver antes de que este regresara a los brazos de Tina.
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Fuimos con la ginecóloga y después de una revisión general, me tomó muestras de sangre. La situación era extraña, silenciosa. No sabía qué pasaba por la cabeza de Liam ni qué era lo que haría si confirmaba que estaba embarazada, ¿cómo sabía que no intentaría llevarme a abortar como lo quiso con Oliver?
Era un hombre en vísperas de casarse y con una prometida embarazada. Aunque verlo interactuar con Oliver era esperanzador, no significaba que fuera a cambiar algo. ¿Qué me esperaba? Verlo feliz al lado de esa mujer, jugando con su hijo reconocido, mientras yo estaría sola con sus hijos, con suerte, recibiendo sus migajas.
-Tengo que ir a la oficina a arreglar unas cosas… -dijo viendo su reloj de pulso una vez que salimos del consultorio-. Llámame cuando termine la consulta de Oliver y paso por ustedes.
Me quedé por un momento desconcertada, ¿en verdad quería pasar por nosotros? ¿Por qué se comportaba como si estuviéramos juntos en esto? Abrí los labios intentando formular las palabras correctas para pedir una explicación, pero no logré articular ni una sola palabra cuando su mano se posó én mi mejilla, desarmándome como siempre con esa mirada tan profunda.
Se inclinó lentamente hacia mí, aprovechando mi parálisis y por fin me besó. Apenas fue una
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separó de mí, su mirada me lo dijo todo. Estaba confundido y con una lucha interna que
parecía torturarlo. Dio media vuelta y se fue sin mirar atrás.
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Me dirigí hacia el consultorio donde me esperaban, pero mis pasos fueron más allá, hasta la habitación de Kyle. En cuanto entré noté que todos los arreglos y flores habían desaparecido. Llegué hasta la cama y tomé su mano con gentileza.
-Kyle… Ya lo sé todo -dije en un susurro, suponiendo que me podía escuchar—. Dicen que las cosas pasan por algo, pero no estoy segura. Llegaste con tus hermanos en el momento justo donde mi vida se desmorona, ofreciéndome una mano, pero… no me siento segura de tomarla.
-¡Pero si es la hermana que nos niega y se esconde! —dijo Evan al entrar a la habitación. ¿Por qué tenía que tocarme el hermano amargado?–. Pensé que te mantendrías alejada de
nosotros.
-Quería visitar a Kyle…
-¿En serio? Pensé que tenías curiosidad por saber si ya había despertado. Me imagino que lo único que te mueve es el interés de salvar a tu hijo–contestó con esa mirada fría y actitud orgullosa-. No te juzgo, pero sería agradable que no fingieras ser una buena persona.
-Si estoy aquí es porque sigo preocupada por él. Ya encontré otra manera de salvar a mi bebé -dije agachando la mirada y sintiendo como la ansiedad volvía a apoderarse de mí.
-No te veo muy feliz.
-Porque no lo estoy y tú no mejoras la situación. -Solté la mano de Kyle y salí de la habitación, dispuesta a retomar mis intenciones de ir al consultorio, cuando Evan me alcanzó,
intentando detenerme.
-Idris, solo ponte en mi lugar… —pidió mientras me tomaba de la muñeca—. Eres una completa desconocida, no quiero que mi familia sea víctima de una mujer abusiva o conflictiva.
-Ni siquiera me conoces… contesté con los dientes apretados. ¡Me juzgas sin saber quien soy en verdad!, pero descuida… no molestaré a tu familia, no iré a pedir dinero ni me cambiaré el apellido. ¡No me importa! ¡He/sobrevivido sola todos estos años! Es claro que no los
necesito.
-No quise expresarme de esa forma… -dijo incómodo, con la mirada clavada al suelo y los dientes apretados.
-No te preocupes, lo más seguro es que en unos meses me vaya de esta jodida ciudad y podrán decir que nunca me encontraron. -Le di la espalda y continué con mi camino.
-¿Cómo? ¿A qué te refieres? No puedes desaparecer después de todo el esfuerzo de Kyle… ¿ Siempre eres así de hostil o solo tengo la suerte de que te pongas así conmigo?
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-Soy madre soltera, con un hijo pequeño enfermo de leucemia que cada vez se pone peor, mientras llevo en mi vientre al segundo hijo del hombre al que amo y con quien no puedo estar. En lo que yo intento sobrevivir con dos hijos y en soledad, él se casará con la mujer que ha amado desde pequeño, la cual ya lleva a su hijo en su vientre.
>>Mientras yo tendré que salir adelante con dos niños, él celebrará su boda, tendrá a su hijo, será el hombre ejemplar ante los ojos de todos y con suerte, tal vez me arroje unas monedas. ¿ Crees que tengo motivos para ser hostil contigo, cuando vienes y me acusas de algo que ni siquiera he demostrado ser?
>>Solo estoy harta de dar lo mejor de mí y que me hagan m****a. De ofrecer mi mano y que me apuñalen por la espalda. ¡Estoy cansada de recibir una caricia en la mejilla y después una patada en las costillas!
>>Así que déjame de joder. Lo mejor será que simplemente desaparezca, Kyle y Finn lo superarán con tu ayuda.
-Idris…
-¡Déjame en paz! ¡Aunque seamos hermanos biológicos, no los conozco, y me importan un carajo de la misma forma que mi vida no les interesa! -contesté iracunda, con lágrimas en los ojos-. Solo, déjenme en paz y yo prometo jamás pararme en ninguno de sus sofisticados
hoteles.
-Suficiente, ya basta… -agregó Evan furioso, deteniendo mi andar al tomarme del brazo y hacerme regresar hacia él-. Yo tampoco soy el culpable de tus desgracias, ¿ok? Ya entendí que me pasé al decirte todo eso. ¡Lo siento! ¡¿Entendido?!
Me liberó y comenzó a rascarse la cabeza mientras caminaba de un lado para otro.
-Vamos a la cafetería y tomemos un café, ¿quieres? -me pidió de manera más civilizada—.
Solo… hablemos.
