Capítulo 55: Mentiras piadosas
IDRIS LYNCH
-No me digas la misma estupidez que dicen todos -dijo Annie antes de sacudirse mi mano de su hombro. Un «<lo siento»> no significa nada, no mejora nada, no me hace sentir mejor, no me hace olvidar lo que me hizo Ethan, no me quita las pesadillas de tenerlo encima de mí, jadeando como un animal, mientras lloro y peleo por escapar.
>>¡No hay nada en este jodido mundo que puedas decir que mejore las cosas! ¡Solo déjame en paz! ¡Disfruta de estar arriba, puedes vengarte por todo lo que te hice! ¡Este es tu momento, Idris! Ten por seguro que no pienso renunciar, me hagas lo que me hagas. Necesito ese dinero, necesito… cuidar de Zack.
Con mano temblorosa busqué en mi bolso y saqué mi chequera, antes de que pudiera escribir una cifra que pudiera absorber por lo menos los gastos de la niñera, Annie me detuvo.
-No quiero tu lástima… ¿entendido? No dije todo esto porque quisiera ganarme tu misericordia. Solo vete de mi casa y finjamos que nada sucedió.
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EVAN LYNCH
Salí de la cama y me estiré, haciendo que mi espalda tronara, vértebra por vértebra. Busqué mis pantalones en el suelo y, mientras me los ponía, vi a la mujer con la que había pasado la noche, durmiendo profundamente. No pude evitar sonreír de medio lado, satisfecho de mis planes estuvieran saliendo tan bien.
que
Caminé descalzo por la suave alfombra, pasando con cuidado entre el resto de nuestra ropa hasta llegar a la pequeña sala. Abrí la computadora de Jenny, la chica de la cama, la asistente del glorioso y asqueroso Liam Blake, y comencé a teclear, abriendo carpetas que parecían tener documentos importantes y lo mejor, proyectos que de seguro harían ganar miles de millones a
Liam.
Rebusqué en el bolsillo de mi pantalón, encontrando la USB que tenía preparada. Extraje cada documento importante con rapidez. Cuando el sol amenazaba con salir por el horizonte, apagué la computadora, limpié mis huellas con un paño y regresé a la cama. En ese momento Jenny comenzó a retorcerse y una sonrisa se pintó en sus labios. Buscó a tientas mi cuerpo y cuando me encontró, abrió sus ojos.
Me incliné hacia ella para besarla y terminar de pagarle por sus buenas atenciones y toda la información que me había brindado sin saberlo.
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Salí lleno de energía del edificio, vi mi reloj, llegaría a tiempo a la empresa y le entregaría toda
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+15 BONUS
de todo. En cuanto abrí la puerta de mi auto mi vista se levantó, como si una fuerza magnética me obligara a dirigir mi atención hacia el frente.
En ese momento vi a Annie del otro lado de la calle, en la parada de autobús. Hicimos contacto visual, pero ambos decidimos ignorarnos, hasta que Jenny salió detrás de mí, abrazándose a mi torso y llenándome de besos, aún luciendo su bata de seda.
-¡No me dijiste si nos volveríamos a ver! -exclamó.
Fue una m*****a cadena de desgracias, mientras Jenny me veía coqueta y dulce, yo estaba horrorizado y Annie sorprendida, tanto que la mandíbula se le desencajó.
-Sí, después te llamo contesté metiendo a Jenny al edificio a empujones y cuando regresé mi atención hacia Annie, esta empezó a correr hacia su camión que aún le faltaba un largo tramo para llegar a la parada.
Atravesé la calle con rapidez, sorteando los autos y antes de que ella pudiera agarrar el borde de la puerta, envolví su cintura con un brazo y la acorralé contra la pared del edificio más
cercano.
-¿Acostándote con la asistente del señor Blake? ¡Qué sospechoso! -dijo divertida mientras presionaba mi cuerpo contra el suyo, manteniéndola cautiva-. ¿Lo sabe Idris?
-No, y nadie le dirá… —contesté entre dientes. ¡No tenía idea de cómo arreglar las cosas y desaparecerla solo haría que Idris se pusiera a investigar!
-¿Robaste algo importante? -preguntó alzando la memoria USB que llevaba en el bolsillo. ¡¿ Cómo me la había quitado?! Antes de poder reclamarle, su rodilla se clavó en mi entrepierna, haciéndome retroceder adolorido-. A la próxima que pienses en intimidar a alguien, vigila las
rodillas.
-Estás jugando con fuego–contesté iracundo, tomándola del brazo.
-¿Yo? -Levantó la USB a la altura de mis ojos. Le estás robando a Blake… Eso sí es jugar con fuego.
-Estoy haciendo lo necesario para ayudar a Idris…
-¡Ya me imagino el gran sacrificio que hiciste para acostarte con la ayudante de Liam! ¡ Pobrecito de ti! ¡Espero que Idris valore tu esfuerzo! -Su sarcasmo era insoportable—. La ayuda que le ofreces a Idris no es la de un hermano mayor. ¿Por qué sigues jugando a ser su perro protector cuando mueres de amor por ella?
Se agitó liberándose de mi agarre y viéndome con asco. Me planté delante, temiendo que me fuera a acusar con Idris. No puedes decirle nada de lo que viste. ¿Entendido?
-Bien… contestó cruzándose de brazos. ¿A mí qué me importa que le mientas? De seguro. no es la primera vez que lo haces ni la última.
+15 BONUS
Sus palabras me hicieron recordar aquel funesto dia en el que fingimos su muerte. Habíamos apostado, si Liam no la buscaba, entonces ella no volvería a aceptarlo en su vida, pero ese día estuvo en el hospital, incluso estuvo durante el funeral. ¿Liam podía cambiar y ser el hombre perfecto para Idris? Tal vez, sinceramente no me importaba,
Solo quería venganza, quería que sufriera por todo el daño que le hizo y, principalmente, quería que estuviera fuera del juego. Estaba decidido, Idris sería mía, así tuviera que hacer trampa en nuestra apuesta, asi tuviera que omitir cierta información o soltar mentiras piadosas. Al final del día, cada acción que pudiera parecer ruin solo era un medio para un fin, la manera de poder mantenerla a salvo.
-¿Qué es lo que quieres? -pregunté sabiendo que Annie no guardaría silencio tan fácil.
-Un auto nuevo… Nada ostentoso, algo sencillo contestó con media sonrisa y la malicia palpitando en sus pupilas.
-Un auto será agregué de mala gana. Si fuera por mí ya la habría desaparecido, pero sabía que Idris no dejaría el tema en paz-. ¿Cuánto por intentar quitar a Liam del camino?
-¿De qué hablas?
-¿No fueron amigos desde niños y casi se iban a casar? ¿Qué necesitas para acercarte a él y alejarlo de una vez por todas de Idris?
-Ya jugué a ese juego y salí muy mal parada–contestó apretando los dientes y noté ese brillo en sus ojos, proyectando el dolor que solo una mujer víctima de un amor no correspondido podía sentir. No habrá más hombres en mi vida, más que mi hijo. Si crees que es fácil entrar al corazón de Liam, estás equivocado. Cuando se entere de que Idris está viva…
—No se enterará -agregué furioso, tomando su brazo con fuerza y acercándola—. ¿Me escuchaste? Si me entero de que le dices algo, te juro que…
-¿Qué harás? ¿Tanto miedo tienes de que Idris se vaya con él?
